Material de Lectura

Nota introductoria

 

 

...y el suicidio y el pensamiento del
suicidio son siempre la materia más
científica, pero eso es incomprensible
para una sociedad de mentiras.


Thomas Bernhard. El origen

 

La literatura del escritor austriaco Thomas Bernhard es una crónica viva de la asfixia existencial en que vive sumergido el hombre de finales de nuestro siglo. Su muerte acaecida el 12 de febrero de 1989 pasó tan inadvertida como su obra literaria, conformada por una serie de libros autobiográficos: El origen, Si, El sótano, El aliento, El frío y Un niño, páginas que nos remiten al punto de vista aniquilador de el niño europeo que experimentó y testimonió el derrumbe del humanismo a partir de la Segunda Guerra Mundial.

Muerte y locura son dos temas obsesivos en las novelas de Bernhard, baste con recorrer las páginas de Trastorno, Helada y Corrección, entre otros títulos.

Sin embargo, su novela más impactante es El sobrino de Wittgenstein, publicada hacia 1982. En dicha novela Bernhard desencadena su rabia contra la vida puesto que nos relata la interrelación amistosa que se establece entre un loco y un enfermo de las vías respiratorias. El escenario es un manicomio razón por la cual la atmósfera narrativa se torna asfixiante.

Entre Paul Wittgenstein, personaje verdaderamente patético y genial sobrino de Ludwig y el narrador de la novela se establece un nexo amistoso sui generis fundamentado en la autenticidad de sentimientos y el desinterés total.

Asimismo, Thomas Bernhard nos dejó espléndidos textos cortos en su libro El imitador de voces (1978), donde encontramos la concentración del alma de aquellos seres que oscilan en la cuerda del ser o no ser, de ser diferentes a quienes les rodean y por ello mismo marginales y acorralados ante la falta de alternativas.

La escritura del autor austríaco no es fácil, es reiterativo y obsesivo en sus planteamientos, sus páginas están habitadas por un ritmo monocorde, como si sus frases emanaran de un tambor que suena y resuena, como si un ciclón amenazara con destruir de un tajo la estabilidad del mundo.

En 1967, al recibir el Premio Nacional de Literatura en Austria, Thomas Bernhard expresó: “Nuestro naci­miento nos arroja en una amnesia, ávidos de universo, regeneradores de nada sino de la muerte. La muerte se explica para mí como historia natural, como lo que ha hecho posible el pensamiento. Si tenemos una meta, me parece, es la muerte, aquello de que hablamos, es la muerte... ”

Esta reflexión es una óptima llave para penetrar en su universo literario. Palabras que nos remiten a los desconciertos del hombre fragmentado del siglo XX. Sobre esta temática, Thomas Bernhard nos dejó una amplia obra literaria a ser leída con gran atención y de la cual en este Material de Lectura se ofrece una aproximación iniciática.

 

Perla Schwartz