Material de Lectura

Lo demás es silencio*

 

 

Ponencia presentada por el doctor Eduardo Torres ante el Congreso de Escritores de Todo el Continente celebrado en San Blas, S.B., Durante el mes de mayo de 1967

 

 
 
 
 
 

a) Se declara que deben establecerse urgentemente mejores relaciones entre el escritor y la escritora.

b) Que para garantizar de manera real y efectiva la libre emisión de sus concepciones, a partir de esta fecha se prohíba a los escritores de ambos sexos el uso exagerado de cualquier clase de anticonceptivos, toda vez que muchas monstruosidades literarias de los últimos años (principalmente en el campo de la novela, el cuento, el ensayo y la poesía) han tenido su origen en esa reconocida práctica exótica.

c) Que para los fines del caso se obligue o recomiende a los Ministros de Educación del Continente la lectura de todo libro que estimen oportuno.

d) Que para que los escritores puedan ventilar en forma adecuada sus diferencias, las autoridades sanitarias de cada país, debidamente identificadas, coloquen ventiladores ad hoc en las casas de los más pobres, de preferencia cerca de sus máquinas de escribir, o plumas.

e) Que en vez de perseguir a los escritores, las autoridades persigan a las escritoras, tarea que, como una maldición bíblica, se ha dejado hasta la fecha a los primeros, con los resultados ampliamente conocidos en el Departamento Demográfico (ver Informe anual del mismo, Vol. 13, 1965) y en clínicas menos honestas.

f) Que por elemental cortesía todo libro escrito por escritora sea leído antes que cualquier libro escrito por escritor.

g) Que a la hora de editar cualquier clase de libro los editores acaten motu proprio la resolución precedente.

h) Que cuando publiquen algún libro de carácter subversivo, los editores del mismo ofrezcan un coctel a las autoridades para suavizar de alguna manera los perniciosos efectos de la publicación.

i) Se declara suficientemente discutido y aceptado que entre los escritores como entre las escritoras el derecho a la opinión ajena es la guerra.

j) Con el impostergable objeto de fomentar las relaciones entre los escritores del Continente, se establece de manera obligatoria que los que deseen tratarse de tú o vos lo hagan así; los que deseen tratarse de usted, también; y los que no deseen tratarse de ningún modo no se traten ni de tú, ni de vos, ni de usted, según las circunstancias.

k) Como resultado de la actual experiencia, se reconoce a nivel continental que la mejor manera de dejar de interesarse por las obras de los otros autores consiste en conocer personalmente a éstos.

l) Que las ideas deben ser difundidas a través de todos los medios disponibles por los dueños de los mismos, a fin de hacerlas llegar adecuadamente a un público cada vez más amplio y sediento de ellas.

m) Que para defenderse de la explotación a que por lo común los someten los editores, los escritores que así lo prefieran se nieguen a publicar sus libros bajo las condiciones de aquéllos y los lleven a las editoriales que el Estado creará de acuerdo con la recomendación.

n) Se recomienda que los respectivos Estados establezcan editoriales (naturalmente sin ningún género de injerencia en ellas) para beneficio de aquellos autores que prefieran negarse a publicar sus libros bajo los inicuos convenios de los editores y defenderse así de la sangría permanente a que éstos los sujetan con fines inconfesables.

ñ) Que el Estado, aparte de la mención honorífica acostumbrada, obsequie una residencia a los mejores poetas de cada año o mes, en los lugares que éstos escojan.

o) A fin de garantizar un merecido descanso a nuestros hombres y mujeres de letras, se les recomienda, cuando carezcan del deseo correspondiente, la abstención entre ellos de todo tipo de amor libre.

p) Que para evitar la explotación que sobre los creadores ejercen los libreros el escritor remita gratuitamente sus libros a los miembros de esta Sociedad, lo que le garantizará recibir multiplicados en progresión geométrica (de acuerdo con el creciente número de miembros) los que envíe, para su mayor solaz y esparcimiento.

q) Que cuando algún compañero, ya sea por sus ideas políticas, por sus vicios o por sus malas artes en cualquier terreno fuere debidamente encarcelado, todos los miembros de esta Sociedad le envíen en el acto sus libros, ya sea como muestra de solidaridad o de franco repudio.

r) Se escoge “Escribir es Vivir” como nuestro lema.

s) Que vista la enormidad de las distancias y la creciente falta de tiempo para leer las obras de los compañeros, se reconoce el derecho de cada uno a releer la propia, con la calma que estime necesaria.

t) Que si el Estado es fuerte, unidos seremos aún más fuertes que el Estado, pues no debemos olvidar que nuestra fuerza como escritores y escritoras es, si no inferior, por lo menos igual a la de cualquier otro arte o ciencia.

u) Que en caso de padecer encarcelamiento injusto cada escritor se convierta en una verdadera esfinge y en los interrogatorios pronuncie cada vez que pueda frases enigmáticas o ininteligibles que llenen de confusión al enemigo.

v) Que cuando un escritor sufra injustamente exilio involuntario convierta éste, si es posible en el instante mismo de abandonar el aeropuerto o barco, en exilio voluntario lo que redundará en justo desprestigio del gobierno espurio, o dictadura.

w) Que deberán hacerse constantes pronunciamientos contra la guerra, que en el fondo sólo trae molestias, cuando no destrucción y muerte.

x) Que los escritores mantengan abundante y amena correspondencia entre sí para no perder los contactos tan penosamente hechos por medio de éste y similares congresos

y) Que cualquier crítica a éste o futuros congresos del mismo carácter sea aceptada sin afectación ni falsa amargura, de acuerdo con los principios que nos unen, que por lo general son más que los que nos desunen.

z) Se declara finalmente que todo escritor cuenta con el inalienable derecho a hacer caso omiso de cualquier dificultad o escollo y convertirse en un best seller, sin que ello, en ninguna circunstancia, signifique éste u otro tipo de superioridad sobre sus compañeros, o ventaja para el editor.



* Tomado de La Cultura en México, Suplemento de Siempre!, núm. 444, 12 de agosto de 1970, que a su vez lo reprodujo del Suplemento Literario de El Heraldo de San Blas, de San Blas, S.B., del 19 de junio de 1967.