Material de Lectura

Nota introductoria
Cuentos del país del Exilio



Anamari Gomís pertenece a un grupo de narradores que entró a la literatura con el precedente inmediato de los escritores "de la Onda" —como los bautizó Margo Glantz—, quienes en la década de los sesenta del siglo pasado significaron un viraje importante en la narrativa mexicana por su espíritu subversivo y porque introdujeron, amén de una notable veta humorística, las experiencias y el habla de los jóvenes de entonces. Las obras de aquellas nuevas voces, así lo dijo José Agustín, buscaban hablar sobre la juventud desde la juventud misma. Como varios coetáneos suyos, Anamari Gomís abrevó de dos fuentes principales dentro de la literatura mexicana: la de estos jóvenes transgresores y la de "los maestros"; en su caso: Juan Rulfo, el patriarca de nuestra narrativa del siglo XX, y Salvador Elizondo, miembro de la llamada Generación de Medio Siglo.

Hija de refugiados españoles en México, Anamari Gomís nació en un seno familiar nimbado por el desarraigo y por el despojo de la patria. De José Gomís, su padre —un valenciano cosmopolita, escritor y abogado que antes del franquismo fue juez de la Suprema Corte—, la narradora absorbió el sentimiento del exilio. Su madre andaluza, Ana Iniesta, se adaptó muy bien a México; no así su marido, quien siempre penó por la pérdida de España. A partir de las reflexiones que su papá hacía frente a ella cuando niña, Anamari Gomís asimiló el inconsciente de un transterrado y por ello vivió en lo que ha llamado "ese país llamado Exilio": una suerte de limbo que no es ni España ni México, sino un extraño espacio intermedio en donde impera la vacilación sobre la identidad propia. Mientras en su casa ceceaban, decían culo sin miramientos y pregonaban: "¡Naranjas, las de Valencia! ¡Sandías, las de Andalucía!", el mundo de afuera seguía su natural discurrir mexicano.

Gomís se formó a los veintidós años en el Centro Mexicano de Escritores (CME), donde la asesoraron el crítico Francisco Monterde y los narradores Juan Rulfo y Salvador Elizondo, quien fue una gran figura tutelar para ella: además de ser su profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM —donde ella trabaja actualmente— y su tutor en el CME, él y su ahora viuda Paulina Lavista se convirtieron en grandes amigos suyos. Mientras duró aquella beca, escribió una primera novela intitulada Bailando con mi perro, que nunca se publicó. A Rulfo le gustaba la capacidad de Anamari Gomís para narrar el viaje, asunto clásico de la literatura que no ha abandonado en su obra. En el archivo del CME, por cierto, se lee dentro de las observaciones que los asesores hicieron sobre ella: "Escribe bien, promete y para ser mujer [sic] es muy turbulenta".

En la ya tradicional revista Punto de Partida de la Dirección de Literatura de la UNAM, así como en Los Universitarios, Anamari Gomís publicó sus primeros textos. Muy pronto entró al mundo de la docencia y luego partió de México para posgraduarse en Literatura Comparada por la New York University. En 1984 apareció bajo el sello de la UAM su colección de relatos A pocos pasos del camino, que, diría ella, "se perdió en la noche de los tiempos". En realidad, su primer libro importante fue el que se presentó una década después en Ediciones Cal y Arena: La portada del Sargento Pimienta, del que se extraen dos de los cuentos presentados aquí.

Fue aquella una colección madura que concentró todos los rasgos característicos de la narrativa de Anamari Gomís: el viaje, el humor y la frescura, el mundo estadounidense, el exilio español y la presencia constante de referencias musicales (nada más hay que fijarse en los títulos), literarias y cinematográficas. La portada del Sargento Pimienta es el registro de las preocupaciones estéticas y morales de una generación mexicana que, además de vivir un momento de efervescencia política muy particular, comenzó a cuestionar —no sin algo de timidez— los modelos tradicionales de pensamiento. Este libro se publicó mientras ella vivía en Washington y era investigadora visitante en la Universidad de Georgetown.

A finales de los noventa, Anamari Gomís volvió a México para encabezar la actual Coordinación de Literatura del INBA. En el 2002 se publicó su novela Ya sabes mi paradero, un texto polifónico en el que, con un pie en el rescate de la memoria familiar y otro en la ficción, la autora narra la historia de los Soler Al caraz: españoles exiliados en México durante el franquismo. Por este libro, Anamari Gomís se ubica al lado de autores mexicanos como Angelina MuñizHu berman, Gonzalo Celorio, Bárbara Jacobs, Myriam Moscona et al., quienes han tomado el exilio como tema literario. Ésta y su siguiente obra de largo aliento: Sellado con un beso, de 2005, se publicaron en Plaza & Janés. En su segunda novela se narra una historia donde los protagonistas son niños y adolescentes, y que funciona como un fresco de la sociedad mexicana clasista, snob e ignorante que vivía en los sesenta bajo la atmósfera de la Guerra Fría.

Otro libro notable de Gomís es el publicado en la ya desaparecida colección Cuadernos de Quirón: Los demonios de la depresión, de 2008, en el que tomó su enfermedad para escribir un libro ensayístico/testimo nial que narra la batalla propia como depresiva crónica al tiempo que recorre la historia de la depresión. Ocho años después apareció su título más reciente: La vida por un imperio, publicado por Ediciones B. Se trata de una novela de viaje, de aprendizaje amoroso y personal cuyo motor es la investigación de la leyenda según la cual Maximiliano de Habsburgo no murió fusilado en el Ceno de las Campanas, sino que se fugó hacia El Salvador bajo el seudónimo de Justo Armas, un aristócrata vienés que andaba siempre descalzo porque decía haber sobrevivido a "un naufragio".

Un nuevo cuentario de Anamari Gomís, El otro Jardín del Edén, está por presentarse. Incluirá tanto textos inéditos como algunos que se han publicado ya en revistas o en antologías. Dos de estos últimos se reproducen en la presente muestra, que contiene los cuentos "Bateador emergente", "Dakota's Réquiem", "El otro Jardín del Edén" y "La nave del olvido". La disposición de los cuatro busca conformar un recorrido in crescendo por las etapas vitales humanas.

El redondo "Bateador emergente" presenta el juego de contrastes y semejanzas que se da entre el niño que fue el protagonista, trabajador de una agencia de publicidad, y el adulto que es. "Dakota's Réquiem" se trata de un relato en modo asociación libre, un monólogo de diván en el que la narradora, álter ego de Gomís, cuenta a su psicoanalista lo que significó en su momento, para ella y para su generación, el asesinato de John Lennon. El protagonista de "El otro Jardín del Edén" es un middleaged en una crisis existencial que se proyecta en varias esferas: lo erótico, el trabajo, la vida conyugal y la decadencia del cuerpo. Por último, "La nave del olvido" —que fue pensado como un homenaje a José José, de ahí el título— es un entrañable relato sobre la vejez y la enfermedad.

He aquí una muestra breve, pero significativa, de los cuentos de Anamari Gomís, voz del país Exilio.


Eduardo Cerdán