Material de Lectura

La ronda nocturna1

 

Brilla, brilla, la luz de las obras maestras brilla.
La ronda, ante las puertas de la ciudad, retratada en su
esplendor.

Esa luz dorada, opaca ahora,
trescientos años han pasado,
el valeroso capitán y su escuadra se aprestan con rapidez

El artista conoció sus rostros bien:
los esposos de sus protectoras y amigas,
sus acreedores y consejeros
en brillantes armaduras, los mercaderes.

Momentos oficiales de la comunidad
en poses vehementes de días antiguos;
los padres de la ciudad quedaron eternizados
sobre las telas oscurecidas por el tiempo.

El olor de la pintura, un sorbo de vino,
y todos esos rostros se vuelven hacia mí;
aquél sostiene una escopeta, el otro una alabarda,
y el Duque con su respetabilidad

Hacen su entrada uno por uno,
defensores de aquel modo de vida,
la casa de ladrillo rojo, la burguesía,
y lecciones de guitarra para la esposa.

Hemos sufrido mucho tiempo aquí,
nuestro país fue asolado por las guerras españolas.
Ahora tenemos oportunidad de encontrarnos a
nosotros mismos,
la quietud reina detrás de nuestras puertas;
podemos pensar en la posteridad otra vez.

Y así, el orgullo de esos hombrecitos,
los burgueses buenos y sinceros,
viviendo aún a través de las manos del pintor,
solicita nuestra comprensión.


Richard Palmer-James
 
 

1El título (y la canción misma, por supuesto), se refiere a la famosa Ronda Nocturna, de Rembrandt, pintada en el siglo xvii.