Material de Lectura

La diestra mano sin querer se ha herido
el berrendo del muro decorado,
y por primera vez tiene vendado
lo que antes tuvo nada más vendido.

Un suceso espantable es lo ocurrido;
descendió del andamio tan cansado,
que al granero se fue, soltó un mugido
y púsose a roncar aletargado.

Y una mosca inexperta e inocente,
aficionada a mierda y a pantano,
vino a revolotear sobre su frente.

Despertó de su sueño soberano
y al quererla aplastar —¡hado inclemente!—
se empitonó, la palma de la mano.

De Sátira