Once de diciembre
Te pienso en la cama, tu lengua mitad chocolate, mitad océano, en las casas adonde llegas, en tu cabeza con pelo de alambre, en tus manos persistentes y también en las barreras que carcomíamos, pues somos dos. Cómo entras y tomas mi copa de sangre y me unes y te llevas mi salmuera. Estamos desvestidos. Desnudos hasta los huesos y nadamos uno tras otro y remontamos y remontamos el río, el río idéntico llamado Mío y entramos juntos. Nadie está solo.
(de Love Poems)
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