Material de Lectura

 

 

Nota introductoria
 
 
 

Hay una palabra, o más bien una forma de vida, sin la cual es imposible comprender la poesía y la narrativa del paraguayo Rubén Bareiro Saguier (Villeta del Guarnipitán, 1930): exilio. De 1962 a 1971, voluntario; de 1971 a la fecha, forzoso. Un dato significativo: toda su obra la ha publicado cuando ha vivido fuera de su país natal. De primera impresión no es fácil imaginar que este co­rrecto profesor de literatura de la Universidad de París, que ha vivido por un cuarto de siglo en a llamada Ciudad Luz, haya sido capaz de crear esas páginas con el color y el sabor de la tierra y el sol, especialmente en los volú­menes editados en la década de los setenta (Ojo por dien­te y A la víbora de la mar).

Graham Greene observó terriblemente que la políti­ca en América Latina no es juego de partidos electores enemigos sino cuestión de vida o muerte. Rubén Bareiro lo comprendió pronto, y lo ha asumido desde su lejanía. Ha publicado hasta ahora tres libros de poesía: Biografía de ausente (1964), A la víbora de la mar (1974) y Estan­cias, errancias y querencias (1982). Son afines entre sí por motivos temáticos y distintos en la idea y la ejecu­ción de sus poemas. Las hondas raíces ya se hallan en Biografía de ausente —título por demás significativo—: la tierra y el campo paraguayos, la recuperación de una infancia que no acaba de perderse y que no quiere per­derse, recados emotivos a la familia, la mujer como llama viva. En este poemario la forma poética más frecuente es la plegaria, y quizá el libro en que más cree sea la Biblia.

Trece años después, en Asunción, Paraguay, Bareiro publica un nuevo conjunto de poemas que es un joyel: A la víbora de la mar. Reúne diminutas maravillas que parecen piezas de oro encontradas bajo la tierra. Es pro­bablemente su libro más luminoso y vivo. Ya no es el verso de oscuridades y resonancias: ahora es carne y sol. La luz de la mañana surge para que nazcan el sol y la tierra. La estructura que vertebra los poemas (el autor lo explica en unas notas finales) se aproxima más a una construcción propia del guaraní, al kotnú, que en su bre­vedad resplandeciente podría semejarse al haiku japonés. Pese a su dimensión breve, más que nombrar quieren encarnar —encarnan— un instante de la vida perdurable. Son poemas hechos más para el cuerpo que para el alma.

En un momento de la vida de un escritor las obsesio­nes se vuelven fardos. Quizá Bareiro comprendió que la realidad paraguaya ya no la conocía de primera mano, y que corría el riesgo melancólico y complaciente de pla­giarse a sí mismo. Había que crear variaciones sobre los temas, o dar la vuelta de tuerca. Y en cierta forma, Ba­reiro hizo las dos cosas. Con Estancias, errancias y que­rencias comienza, quiere comenzar, una nueva etapa en su poesía. Es uno de esos libros necesarios que buscan ser de liberación y que resultan también de transición. En él Bareiro se libera parcialmente de las cadenas temá­ticas y estructurales. Hay poemas nostálgicos de la tierra natal, que sin duda son lo mejor del conjunto; hay la ex­periencia de los dos meses de cárcel en 1972 que le costó después la expulsión del país y el largo exilio forzoso de más de 14 años; hay los poemas de viaje; hay poemas de amor; hay canciones escritas en los cincuenta y que son pequeños incendios líricos.

Bareiro ya está dividido entre los recuerdos de la na­turaleza de su país y la experiencia de las ciudades. Media vida en París ha influido para que comprenda y tenga más conciencia del Paraguay, pero al mismo tiempo la lejanía física le ha impedido nuevos conocimientos de él. Otra derivación del exilio son las arrancias. Una sec­ción se dedica a sitios específicos donde se grabó más intensamente alguna experiencia, sobre todo con la mujer amada. Son delicadamente emotivos los poemas escritos en Toledo, Jerusalén y Puebla, donde el amor o las sus­tancias de la tierra natal se vivifican repentina e inten­samente. Los poemas con la mujer se prolongan a la siguiente sección que en sus mejores instantes deja una temblorosa sensación de tristeza.

Esta selección de sus poemas es un buen motivo para acercarnos a este importante poeta paraguayo.

 

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