Material de Lectura

El año que se nos viene y otros poemas


 

El año que se nos viene

 

(fragmentos)

No podía ser sino gris el recomienzo de la temporada:
terminaron los previstos festivales del verano
con gloria o tristemente
y el caudal de amaneceres concluyó
con intimidades sin fin junto al río entre los árboles.

A través de los bancos de neblina,
como quien cruza el Mar Rojo sacramentalmente
hay en quienes hay una dura rebeldía,
una insólita perduración del fin de año
con sus copas y promesas y ebriedades.

Todo se alza en estas calles hacia el cielo
siguiendo los cánones municipales:
las casas dejan lejos y abajo los paraísos y acacias
en un vértigo de ventanas que buscan el río
y se rodean de techos y silencios.

Hacia arriba, siempre arriba: el tiempo
es un avión ascensor que no recula
y acumula toda suerte de explicaciones y preguntas,
en una prelación sin perfiles o perfumes,
un desfile de sombras que inunda toda urgencia,
    toda inmediatez.

Estamos en manos de la rosa cruel del tiempo,
entregados al tiempo futuro para darnos cuenta,
al futuro para ver que amor era amor y las palabras
tenían color, una luz que sólo ahora alumbra
    pero es tarde,
inesperada, invisible, amargamente irreconocible.

No será inútil planificar los asesinatos
que ejecutaremos en común sobre la carne,
sobre las asperezas que se llaman hombres
o grupos de huesos y nervios en embrión,
eso que es un fruto y debe sin embargo morir.

Tantas batallas habrá el año que viene,
tantos desgarramientos que ninguno
quedará a salvo, librado a la majestad del día,
que ninguno podrá invocar medallas o púrpuras.
ni podrá invocar mutilaciones, espasmos, traumatismos.

El año que se nos viene no será brutal
ni más destructivo o feliz que el que se va:
repetición sí, de matices con lluvias rigurosas,
donde habrá de todo, hasta enjundiosos hechos,
y una terca voluntad de esperar a ver qué pasa;
pero así nada se resuelve y pide movimiento,
hay que salir de la quieta piel a la ciudad y conmoverla,
suponer que termina hoy la vieja pesada historia:
el mundo se consume en estampidos,
el mundo se niega, nunca quiso esperar.

 

Viajes de prestigio


Llueve sobre la tierra y sobre el mar
florece sin sueño y sin respiro la tormenta.
¿Caerá o no caerá el rayo y la visita al camarote
que conmueve corazón y botellas botellas de alcohol?

Hay un peñón en medio del viaje cubierto de pájaros:
misterio lo rodea y el viajero lo ve como su isla.

Entretanto escribe, mucho escribe a los amigos
amantes padre y madre, hermanos cuñados tíos.

Pájaros furiosos y extrañas manufacturas, comidas
en el desenfreno del olvido arrastran al visitante.
Y lugares: por aquí pasó, por aquí su perfume es Colón
y su huella nos sugiere tanto ensueño heroísmo tanto.
Mercaderes con odio y conquistadores hicieron el camino
y una cara anhelosa que dura y perdura en el recuerdo.
Sirenas hubo aquí y delfines peces que saltan
y una curtida fe en los puertos, fe en los
                                                       [viejos fondeaderos.

Después serán las cartas ya violáceas
violadas por el tiempo que todo lo derrumba,
y las impresiones recogidas y el bienestar
un poco incomprensible para quien no lo vivió.

De todo quedará un color de lluvia un día
claro de infinita indefinible felicidad.

Ahora lo demás es continuar, envejecer,
envejecer juntos amándose amándose y el sabor del mar.
Pasear junto a los muelles los crueles espigones
como a punto de subir a los trenes o a los barcos.

En cambio sólo se recobran vagones vacíos
en las noches sombrías vacías junto al río
Trenes muertos que conducen a la muerte; eso son
y no hay nada sino es este minuto que ya no existe más.

El resto se ha ido ya no vuelve se voló,
las campanas de ahora es otra cosa, otro viaje
tomado sin remedio sin tormenta hacia occidente.

Fiesta patria en Laguna Paiva

 

Para Paco Urondo
Para Julio Gárgano

¿Qué significa un día perdido
en el cúmulo de días transcurridos y enterrados?

Te señalé que el amor es una cuestión de pulso
del ritmo diferente del pulso en cada mano:
mujeres que son hembras, varones que son machos
y una aureola de ginebra sobre los dulces canteros.

Nos reímos de nuestros mutuos desvelos
observándonos suavemente
como si fuéramos cada cual objeto de todos
                                                             [los incidentes:
al fin nos quedamos en el cero inicial
de una lengua trabada, impedida y torpe.

¿Serás tan héroe de soportar las recitaciones
y las largas concienzudas conferencias?

Tu pueblo es una congregación de ardores,
un tumulto de discursos, es una respiración
de dos que tienen frío y juegan con sus sexos.