Material de Lectura

Anacreóntica


Colgué en sus labios el asombro.
Como un tigre violeta le sangraban los ojos.
Ahorré la luz debajo de su pelo.
Sol. Tertulias de sombra en sus pestañas
rumoreaban como uvas de un lagar.
Reconstruí de súbito la fiebre,
y el acoso flameaba entre sus medias.
Pequeña de los años —diecisiete—
me despeñé desde su cuello
cuando debajo del corpiño
dos frágiles navíos
se le iban a pique.