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El incendio hospedado |
Con este corazón casi vacío,
casi incendio de música en mi cuarto, sigo, Silencio, tu quebrado olvido de penetrante buque. Una mano que no puede alcanzarte, una espiga que no puede crecer cuando ya es aplastada por el granizo fugitivo de los días. Óyeme hablar de las sombras que muerdo, mírame como a un hombre que ha perdido en una casa ardiendo los párpados y el color de sus ojos. No hagas la señal del silencio para que calle. Puedo. Aún puedo un poco: llorar, gemir, hablar en voz baja, decir que yo te amo furiosamente como un rayo que cae, de pronto, en el jardín |