Material de Lectura

Las clepsidras



Reina del arpa y del amor
Epitalamio ancestral
Liturgia erótica
Odalisca



 

Reina del arpa y del amor


Evocadora de Jerusalenes
de las graves Afroditas místicas,
de Salomón el creador de harenes
y sumo pájaro de las lingüísticas...

Duermen tus manos de prerrafaelísticas
insinuaciones todos mis vaivenes;
manos que son custodias eucarísticas
para las regias hostias de tus sienes.

¡Vamos a Dios! Entre floridos cánticos,
piquen tus dedos, pájaros románticos,
el Arpa antigua del vergel de Sión...

Y alzando a ti mi beso, en un hipnótico
rapto de azul, como en un cáliz gótico
beberé el vino de tu corazón.


                                                                  

Epitalamio ancestral

 

Con pompas de brahmánicas unciones,
abrióse el lecho de tus primaveras,
ante un lúbrico rito de panteras
y una erección de símbolos varones...

Al trágico fulgor de los hachones,
ondeó la danza de las bayaderas,
por entre una apoteosis de banderas
y de un siniestro trueno de leones.

Ardió el epitalamio de tu paso
un himno de trompetas fulgurantes...
Sobre mi corazón, los hierofantes

ungieron tu sandalia, urna de raso,
a tiempo que cien blancos elefantes
enroscaron su trompa hacia el ocaso.


 


Liturgia erótica

 

En tus pendientes de ópalos malditos
y en tu collar de rojos sacrilegios,
fulgió un Walhalla de opulentos mitos
y una Bagdad de Califatos regios...

Ante los religiosos monolitos,
al mago influjo de tus sortilegios,
grabé a tus plantas, zócalos egregios,
la efigie de mis besos eruditos.

Y fui tu dueño... Entre devotas pomas,
sacrifiqué gacelas y palomas...
Después, en una gloria de fagotes,

surgiste hacia los tálamos votivos,
sobre una alfombra, negra de cautivos,
bajo el silencio de los sacerdotes.

 


Odalisca

 

Para hechizarme, hurí de maravillas,
me sorprendiste en pompas orientales,
de aros, pantuflas, velos y corales,
con ajorcas y astrales gargantillas...

Sobre alcatifas regias, en cuclillas,
gustaste el narguilé de opios rituales
mientras al son de guzlas y timbales
ardieron aromáticas pastillas.

Tu cuerpo, ondeando a la manera turca,
se insinuó en una mística mazurca...
Luego en un vals de giros extranjeros

te envaneciste en milagroso esfumo,
arrebatada por quimeras de humo,
sobre la gloria de los pebeteros...