Material de Lectura

Tahar Ben Jelun



Selección, traducción y nota introductoria de Laura López Morales



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Nota introductoria


Acaso convenga hacer al menos una precisión acerca de la noción de literatura magrebí de expresión francesa, en la que se inscribe la obra del célebre escritor marroquí Tahar Ben Jelun.

La etiqueta conjunta dos referencias: una a la identidad, la magrebí,1 la otra a la lengua, la francesa, referencias que geográfica y culturalmente tienen raíces diferentes. No evocaremos aquí pormenores del proceso que, desde los años cincuenta2 y en las generaciones más recientes, condujo a no pocos escritores del Magreb a crear una rica y pujante literatura en la lengua del colonizador. El análisis de esta evolución impondría un mínimo intento de respuesta a interrogantes tan delicadas, debatidas y siempre abiertas como: ¿para quién se escribe?, ¿se puede escribir sólo en la propia lengua?, ¿las raíces y la identidad pueden expresarse únicamente en la propia lengua?...

Lo cierto es que la producción literaria en francés debida a la pluma de magrebís de incuestionable identidad árabe-musulmana o judeo-árabe vive una fase de plena expansión y reclama que nos acerquemos a ella ya no tanto empujados por una especie de curiosidad sociológica y aplicando nuestros esquemas occidentales, sino por el interés de descubrir los modos en que estos pueblos se sitúan frente a la escritura, en que ésta les permite rescatar una memoria cultural secular e interrogar una realidad presente cambiante y desafiante.

La tradición literaria en árabe sobresale en los géneros de la poesía y del cuento. En la narrativa, la novela es importación europea, misma a la que se asocian inquietudes y expectativas ideológicas nunca antes manejadas en la lengua del Corán. Ciertamente éstas son sólo explicaciones parciales a la abundancia de novelas que apoyándose en una lengua ajena se propusieron denunciar, interrogar, ahondar, cuestionar y valorizar una cultura maravillosa y asfixiante, y que ahora orientan sus búsquedas existenciales y estéticas hacia un futuro en el que todos nos vemos concernidos por las mismas amenazas.

Tahar Ben Jelun nació en Fez en 1944. Concluye su formación universitaria en la capital marroquí y participa muy activamente, a fines de los sesenta, en la revista Souffles. Son los años inmediatos a la independencia de Marruecos y esta publicación juega un papel de suma importancia en la apertura de las nuevas perspectivas literarias. En 1975, ya en París, Ben Jelun sustenta una brillante tesis en psiquiatría de la que derivarán dos libros estrujantes: La réclusion solitaire (1976) y La plus haute des solitudes (1977), en torno a la miseria afectiva y sexual de los trabajadores magrebís inmigrantes en Francia.

Mas los temas relativos al desarraigo, al exilio, a la desposesión, a la soledad, no son únicamente la materia de la obra ensayística de Ben Jelun. La primera etapa de su obra poética, cuya estructura es marcadamente onírica, los incluye ya junto a otros de corte más simbólico y mítico. Tras la fase poética correspondiente a las colaboraciones en Souffles, Ben Jelun incursiona en la prosa, en el teatro y en el periodismo, igual número de formas de las que se vale el escritor para denunciar las injusticias cometidas por el sistema colonial, por el racismo y por las diversas y sofisticadas formas de opresión practicadas por las sociedades contemporáneas. Nuevo filón temático que dejará una huella profunda en su producción literaria y periodística.

Pero Ben Jelun descubre desde joven a figuras clave del pensamiento y de la estética occidentales como Baudelaire, Verlaine, Rimbaud o los poetas surrealistas; como Nietzsche, Maiakovski, Buñuel y Fellini. Él mismo confiesa y reconoce sentir y moverse sin problema en la sensibilidad europea que, por su formación francesa, asimiló desde antes de dejar su tierra natal. Aunque se le ha considerado como el intelectual del diálogo y de la mediación, Ben Jelun no renuncia por lo mismo a denunciar el lado opresor del universo musulmán, como tampoco calla sus protestas en contra de las violencias y las cicatrices infligidas por el sistema colonial.

En su obra narrativa y poética los temas del desgarramiento del cuerpo arrancado a sus raíces, de las fisuras y pliegues de la memoria, de la evasión y el retorno al nido materno, del imaginario, del sueño, del deseo, de la palabra punzante de los marginados, en fin de la búsqueda de sí mismo, tejen una vasta red de claroscuros a través de la cual descubrimos un universo misterioso y fascinante, doloroso y prometedor, presente y eterno.

Poeta por definición, Ben Jelun considera que escribir es una experiencia gozosa aunque su móvil sea la angustia y la obsesión, pues la palabra le permite anclarse en la realidad. Las rupturas discursivas que dejan penetrar las voces de los excluidos, de los olvidados o proscritos, que dan cabida a los ecos del sueño y de la imaginación, abren espacios privilegiados a los sentidos, a la afectividad, a los valores de una cultura en la que el hombre, cuerpo y espíritu, y la naturaleza, ocupan los sitios centrales.

Tahar Ben Jelun obtuvo en 1987 el premio Goncourt por su novela La nuit sacrée —crónica discontinua de la identidad imposible— segunda parte de L'enfant de sable (1985).

Los textos que a continuación se presentan forman parte de tres libros de poemas y prosas poéticas que en 1978 fueron reunidos en un sólo volumen con el título del último de ellos: Los almendros murieron por sus heridas, los otros dos son: Cicatrices del sol y El discurso del camello.


Laura López Morales




1 Perteneciente al Magreb, que en árabe designa el punto por el que se oculta el sol, por oposición a Mashrek, que es por donde despunta el astro solar. Geográficamente el Magreb corresponde hoy día a Marruecos, Argelia y Túnez.
2 La presencia francesa en la franja norte de África duró de 1830 a 1962 en Argelia (régimen de colonia), de 1881 a 1956 en Túnez y de 1912 a 1956 en Marruecos (protectorados).

 


Bibliografía

Harrouda (novela), 1973.
La mémoire future, Anthologie de la nouvelle poésie du
Maroc,
1976.
Moha le fou, Moha le sage (novela), 1978.
A l'insu du souvenir (poemas), 1980.
La prière de l'absent (novela), 1981.
L'écrivain public (relato), 1983.
Hospitalité française (ensayo), 1984.
La fiancée de l'eau (teatro), 1984.
Jour de silence à Tanger (novela) 1990.

 


Los almendros muerieron por sus heridas


Arabia... Arabia
Poemas por amor
Las muchachas de Tánger
Asilah, temporada de espuma


Arabia... Arabia

 
Como decía el animal que sabía hablar: "La humanidad es un prejuicio", sobre todo cuando se la busca en lugares donde el cielo se acerca a las arenas y a los mitos, a los lugares santos y sagrados, territorio donde el perdón absoluto es al mismo tiempo la celebración festiva de lo sublime.

¿Quién lo hubiera creído? ¡El desierto dejó de ser un poema! También se convirtió en un prejuicio, en una imagen pintada, dibujada por el neón que corona edificios inconclusos, en cruceros de calles sin acera. Es un pálido recuerdo que se transparenta en la frente de una nube extraviada en la soledad de un cielo donde las estrellas padecen de tedio.

Id a Arabia e intentad ocultar un desierto que se estira en vuestras cabezas, un desierto que se dice solemne, pero ausente. Desierto que se aleja dando disculpas, pues ya no es digno de la leyenda: ni tigre ni león, a lo sumo un gato tuberculoso. El petróleo corre por sus venas cual enigma.

Entonces uno voltea hacia el mar. Discreto, el mar apenas moja las arenas de Djeddah. ¿Un puerto? ¿Cómo creerlo? El vientecillo pasea el polvo ocre a través de la ciudad, mas en absoluto un perfume marino. Uno se acerca. Tiende la mano y la mirada. El agua ha perdido sus colores. El mar Rojo se ausenta. Ya no le cabe duda del error: no tiene amantes.

Pero la ciudad está abierta. Ni puerta ni muralla. A cada quien le toca su calle, su parte de ruido y de luz. Una luz de gran pureza. Se desearía que fuera suave; es deslumbrante. La decadencia del desierto, la repudiación del mar, es también la agonía de las casas tradicionales, el ocaso de una arquitectura popular balbuciente, pero que se defendía de la fealdad. En este espacio en el que todo es importado, incluso y sobre todo la fealdad de los demás, el sueño se esfuma. La Arabia de la diferencia se borra. Las huellas de la belleza y de lo sublime quedan preservadas en los recintos de la oración y del recogimiento. La emoción es aún posible en la sencillez y en el silencio de las mezquitas. Pero la agresión se encuentra en otras partes: el concreto, el plástico, la fórmica, la alfombra y el automóvil. Y no cualquier automóvil, sino los gigantescos bólidos gringos que corren a toda velocidad en medio de un estruendo de bocinas que hacen las veces de señalamientos y de reglamento de tránsito. El manejo enloquecido de esos aparatos está destinado a hacer olvidar la indolencia de antaño y anular el ritmo anacrónico de los camellos (...)

En este imperio agitado por las apariencias del sueño metálico, perturbado por tanta riqueza y fascinado por el carácter efímero de lo occidental, existe sitio para la contemplación. El profeta Mahomet había dicho: "Cinchad vuestras monturas sólo para dirigirlos a tres mezquitas: la mía, la de la Meca y la de Jerusalén". La mezquita de Mahomet es Medina. Toda la ciudad se ha recogido en su memoria; se protege de las miradas titubeantes y de las manos infieles. Es un sitio para el silencio, para la nubecilla vagabunda y para las riendas del destino. El automóvil no se aventura en ese laberinto por el que los niños corren, ríen y desaparecen, se divierten.

Extraño imperio en el que las cinco plegarias siguen siendo fieles al día, en el que la modernidad es requerida por un poder repentino, en el que el sueño revolucionario es violentamente amordazado cual sacrilegio.

Poemas por amor

 

Qué pájaro ebrio nacerá de tu ausencia
tú la mano del astro crepuscular mezclada con mi risa
y la lágrima convertida en diamante
asciende por el párpado del día
es tu frente lo que dibujo
en el vuelo de la luz
y tu mirada
se va
en la ola que regresa
una noche de arena
mi cuerpo ya es ese espejo que danza
entonces me acuerdo

te acuerdas
tú la niña nacida de una gacela
el sueño balbuceaba en nosotros
su canto efímero
el viento y el otoño en una pequeña soledad
yo te decía
deja tus pies descalzos sobre la tierra mojada
una calle blanca
y un árbol
serán mi memoria
entrega tus ojos al horizonte que canta

mi mano
suspende la cabellera del mar
y roza tu nuca
pero tiemblas en el espejo de mi cuerpo
nube
mi voz
te lleva hacia el jardín de árboles plateados

era una primavera abierta hacia el cielo
me regaló una niña
una niña que llora
una estrella escindida
y mi deseo se separa del día
lo recojo en una hoja de papel
y me voy a esconder la locura
dentro de una roca de soledad

Blanca es la ausencia
cual muerte lejana
en este día en que el astro del olvido
se posará sobre la hierba mojada de una memoria
maltratada

Veo que las mañanas, criaturas nacidas de las arenas,
te cantan

El pájaro me dice
ella es una sílaba que debe pronunciarse suavemente
entre un pensamiento y una risa
y si la mirada se ausenta
déjate atrapar entre los dedos del sol
que tu sueño quede suspendido de las trenzas de la noche
y recoge las estrellas que ya no pertenecen al cielo
conserva la mano fértil cuando pienses en la citadela de
ese cuerpo frágil

Eclipse
y
silencio
de las piedras atormentadas


Las muchachas de Tánger

 
Las muchachas de Tánger llevan una estrella en cada seno. Cómplices de la noche y de los vientos, viven dentro de conchas en riveras de ternura. Vecinas del sol que les sopla por la mañana igual que una lágrima en la bota, poseen un jardín. Un jardín escondido en el alba, en alguna parte de la vieja ciudad donde los poetas fabrican barcas para las aves gigantes de la leyenda. Ellas trenzaron un hilo de oro en la cabellera rebelde. Bellas como la llama encendida en la soledad, como el deseo que levanta los párpados de la noche, como la mano que se abre a la ofrenda, fruto de los mares y de las arenas. Van por la ciudad esparciendo la luz del día y ofreciendo de beber a los hombres que están suspendidos de las nubes. Pero la ciudad tiene dos rostros: uno para amar, el otro para traicionar. El cuerpo es un laberinto trazado por la gacela que robó la miel de los labios de la niña. Una estola color malva o tinta anudada en la frente para proteger la palabra de la noche en el cuerpo virgen. Una flor sin nombre creció entre dos piedras. Una flor sin perfume encendió el fuego en el velo del día ajado. Una hendidura en los labios por donde pasa la música que hace danzar a los espejos. Las muchachas, bajadas de una cresta vecina, desnudas detrás del velo del cielo, muerden una fruta madura. Llueve la escama en el velo. El velo se vuelve arroyo. Las muchachas, sirenas que hacen el amor con las estrellas. Las muchachas de Tánger se despertaron esta mañana. Llevaban arena entre los pechos. Sentadas en un banco del jardín público. Huérfanas.

Asilah, temporada de espuma

 

Yo era profeta de la sabiduría y de la verdad. Poseía las llaves de la ciudad. Amo de los mares y de los pescadores. Ahora soy un cementerio de barro cocido. El más hermoso cementerio donde la locura se desata, en el que duermen hombres locos de bondad, enfermos de amor, enfermos de razón.

Soy el loco de Aïcha
más hermosa que la luna
pura como mi locura
tuvimos hijos muertos con las flores
están allí
suspendidos de mi barba
soy el loco de Rahma
buena como el pan
fértil como la tierra
ave dentro de mis ojos
dicen que estoy loco
no es cierto
grito lloro y me callo
bailo en la flama
y hablo a los muertos
soy una llave que tiembla
un libro abierto para los niños que tienen miedo
soy el cementerio de los pobres
pero no soy una aparición
dicen
desde que dormí entre los pechos de Ruhania
es hijo de la soledad
sabes
cuando Nachud, el viejo pescador, murió, arrastrado
por la espuma gris
se le hicieron grandiosos funerales
los gatos lloraron
el mar se retiró del canto y la luna veló por largo tiempo
su tumba
yo, soy el sueño culpable y el exilio de los perros
cuento con la amistad de los gatos y de los pobres
todas mis esposas han sido infieles
hundidas en una locura fría
imágenes y no almas
dicen que estoy loco
cuando en realidad estoy solo
un poco triste
escuchadme,
os voy a contar todo...
le regalé una cabra...
no
no estoy loco
dame un cigarro y sigo con la historia...



Cicatrices del sol


Cicatrices del sol
Tengo una ciudad en los ojos
Variaciones sobre la mañana


Cicatrices del sol

 
Que me perdone mi pueblo

Tú que no sabes leer
toma mis poemas
toma mis libros
haz con ellos una hoguera para calentar tus soledades
que cada palabra alimente tu brasa
que cada soplo dure en el cielo que se abre

Tú que no sabes escribir
que tu cuerpo y tu sangre me cuenten la historia del país
habla.

Es acaso ilusión del arco iris
pertenecerte
pertenecer a ese cuerpo que mutilan

Leeré los libros al revés
para leer mejor un campo florido en tu rostro

Hablaré la lengua de los bosques y de la tierra
para entrar en la multitud que se levanta

Desembarcaré en las heridas de tu memoria
y habitaré tu cuerpo que se calla
Juntos diremos la primavera a los niños de los
terrenos baldíos
Diremos el sol moribundo al astro que se vacía
Pediremos cambiar la vida a la montaña anónima
la montaña que avanza

Mientras clasifican los asuntos cotidianos
bailan sobre la espalda uniforme de hombres y mujeres
ríen y comen el hígado de las madres enlutadas
Devolveremos la bestia desfigurada a los archivos de los
ministerios

La historia ya no tiene intenciones de moverse
se aferra a las fibras de la muerte
y preside la sesión de apertura en el matadero de la ciudad

Nuestra historia es un territorio de heridas que cierra
una primavera de euforia

Acuérdate
íbamos a sembrar la esperanza por los campos
revolvíamos la ciudad igual que la tierra preñada

descubríamos árboles silvestres dispuestos a atravesar el
cielo
y miles de hombres voluntarios para llevar a este
país a la cumbre del sol
creíamos en la aurora de diamante
el alba despuntaba al llamado de los niños
la calle danzaba en nuestros brazos
olvidábamos que la luz podía engendrar un
alma extraña
nos embriagábamos con el fuego para estrechar mejor
el candil del sol

Y luego la ciudad y el cielo se desintegraron
el sueño roto dejaba correr su pena por las callejuelas
[desiertas

El pueblo ha atado la esperanza a la espera
alarga los viernes
bebe el tinto
fuma kif
come lombrices
y se apodera del sol

los demás
manos y sexos corrompidos
se juegan nuestra memoria en el póker

nuestra memoria se marchita
nuestra memoria dormita

Pueblo
la cabeza me pesa
es carroña
hiede el verbo
cae

la entrego a la víbora maldita

nuestra locura
nuestra rabia
entrelazadas a la víbora maldita.

Tengo una ciudad en los ojos

 
Huérfana del cuerpo
mi memoria vino a depositarse en la espuma del
viejo puerto

Cortó el ala del levante
y nombró la claridad del rostro peregrino

Entregada y abierta
la mano crea el día en la blancura movediza
se alimenta con algas de palabras y de escamas
mientras que sobre los techos las palomas indican
el itinerario del vagabundeo

Asilah
te nombro y atravieso tu soledad
Piedras mudas
descubrí el ritmo del olvido en las
raíces de tu sol
En el lindero de la mañana
la música permanece
—una ola viene a habitar nuestra mirada—

Ya es el mar
el instante en el que la bruma nos extravía
Nuestros párpados ya no tiemblan:
la ciudad sale de mis sienes
instala el azul
reacomoda los árboles
llama a las nubes
libera al sol detenido en el extremo de la ausencia
Asilah
la esperanza es en ti un niño de ojos
inmensos donde todo un pueblo puede alojarse
Asilah
en ti la herida es la sombra del día
equívoco
en ti mi poema se inclina
mi locura traspasa la luz
en ti la quemadura del ojo que ha descompuesto
tus muros
rehace nuestro soplo en el ala viva
Asilah
hasta cuándo la leyenda del niño que perdió
la remembranza
en el flujo de tus silencios
Cuando es de noche, repudio al astro que alimentó mis ilusiones. Llamo a la duna
y a la piedra. Camino sobre
la punta de tus estrellas. Entonces hablo de tus hijos atrapados entre muros. Les pido girar la piedra y tener
un rostro.
Sidi Larbi ya no sanará
mi demencia.
La dedico al mar que la
arrulla y le da color.
Y tú, Sidi Ahmed Marzuk, deshaces la ola en el resplandor de la espera y hago un pacto embriaga a tu progenie.

y vosotros dormís sin cerrar el corazón
presentáis el ojo a la claridad.

Asilah
por qué no eres el laberinto en el que perderé
mano-mirada-y-memoria
así tendría cristales en el cuerpo
para dibujar el murmullo de la piel
en concierto con la ola
y luego iría a proponer a los viajeros
castillos
una nueva leyenda dibujada en tus muros

Les diría
Asilah, nuestros ojos eran un villorrio, un
encuentro, una historia, un imperio, un viaje.
Se volvió recuerdo desmoronado.
Interrogad al mar
Os dirá la guerra
Os dirá el dique roto
Os dirá el moho/el desgaste de la mirada
solar.
Os dirá la rara espiga de nuestra soledad
Os dirá la ciudad que corre tras la sombra
de la vaga espuma.

Pero mirad: el mar se pliega al llamado del
corsario.
La historia se detuvo
Asilah os propone una memoria importada

Pero Asilah se maquilla
Se planta a la orilla de la carretera.
Welcome-to-Assilah-Thank-you-for-your-visit-Come-
Back-Don't-forget-Assilah-Chukran3 -Gracias.


Variaciones sobre la mañana
 
1. quisiera decirte todo cuanto llevo dentro
y atravesar la ciudad sin cortar el sol
conocer tu paso inicial
y clasificarlo en el archivo de los signos.

2. me resulta más fácil releer la ruptura del tiempo
a través de una ternura
que acumular sentimientos en la nada.

3. la única ráfaga en la memoria es la
transparencia del cuerpo dispersando en el
cielo que se levanta sobre los muertos.

4. inmaculada tu palabra que se adelanta al tiempo de
una muerte roja en el ocaso de todos los soles
el tiempo de la espuma levanta tu soledad
cuento tus regresos
con la cara pegada a la baldosa de las cosas.

5. pedí al enigma que tatuara una ciudad
entre las líneas de la mano y erigiera la piedra
contra el destino ciego
pero vi que el ojo-fugaz se posó y maltrató al
sol al término del itinerario lácteo de tu mirada
la mano se cerró en un diminuto y extraviado
destello.

6. nácar y oro la ausencia
el velo carmesí sobre frente y máscara abiertos
la duna arregla la mano
el alba.

7. y cayó
con el corazón lleno de desierto
al principio la piedra no era angular
se volvió sagrada porque una mano la
rozó
en cuanto al Libro
creaba el mar y entornaba los ojos
al día siguiente la grieta se abrió camino en la
espalda del tuberculoso
el ojo posó para la posteridad
vuelvo a levantarme
multiplico los desiertos/
espejismos recluidos
confundidos con el astro inútil
es el Sur/
la ausencia
y la ilusión nula.

8. si el astro mirón asciende del pozo
verifica qué leyenda lo alimentó
y si llama a tu puerta
no abras tu rostro
entre tú y él
tu mano
sólo tu mano puede detener al espectro
y penetrar el mal
con el ojo cerrado a la muerte.

9. cada mano es una soledad desgastada
pálida la caricia amovible en la inquietud
detectada a espaldas de la vergüenza tragada
el miedo hiere nuestra memoria.

10. erguido el éxtasis de una mano que la lepra
arrancó del cuerpo
devuelta al mundo
anémona
signo
y rechazo del tiempo.

11. en mi cabeza
en nuestra cabeza
un caballo levanta viento
en mi cabeza
risa sinónima
pero mi cabeza se desplazó
la palabra desmiente la figura desparramada
desde que dejé de habitar una camella me
pierdo
vocifero y extiendo la mano
cuando se agachan clavo un puñal en
la espalda
justo entre la quinta y la sexta vértebra
(cuestión de costumbre)
pero vuelven a nacer
es cuento de nunca acabar
la tierra se escurre bajo vuestros cuerpos y
permanecéis suspendidos
con el ano en forma de trompa
cerráis los ojos y posáis la mano en la
frente de las nubes.

12. no resta nada que llevarse
los recuerdos se quedan pasmados frente a la
[navaja
los árboles perdieron toda función sistemática
las flores ya no son de papel
el destino se ahoga en el estanque de la mano cinco
estrellas vieja

13. locura sin idioma
y se me entrega en fría mesa
abro mi vientre:
números
avispas
y una luna de acero.
 


3 Gracias, en árabe.

 

El discurso del camello


La memoria culpable
Septiembre 1970


La memoria culpable


Yo
camello
nacido tres decenios antes de la Hégira
palabra extraviada
en la historia
mezclada con la sangre del árbol
sin raíces
sin patria
velo por niños recién nacidos
en un lecho de cenizas
afirmo
que es legítima la violencia del pueblo palestino
estrella vagabunda
esperanza suprema
yo
camello
aquí se acaba mi última soledad

* * *

mirad nuestra diferencia
sabe a miel pura
sentaos en torno a la mesa baja
cruzad las piernas
escuchad al encantador
os contará la historia del pueblo
amante de la tierra
os contará la sabiduría en sus arrugas
el agua que brota entre la piedra y la arcilla
os dirá
el viaje del niño que encontró un lecho en el horizonte
otra voz
sin miel ni mantequilla rancia
deletreará la violencia
os contará
el éxodo y el exilio
los cuerpos deshechos en vuestras minas
los cuerpos hacinados en el sueño
doblados en la sombra
se envuelven
con los ojos abiertos
en la túnica de la muerte
cuerpos solitarios
traficados
para que las estrellas florezcan
en la hierba extraña
robada a la vida
cuerpos devueltos una vez usados
con el corazón mutilado
vacía la sangre
el ojo en cenizas
bebida la savia
por la noche y algunos cuervos

os habéis acostumbrado a hacer la historia
y dijisteis:
raza contra raza
para que el astro deje de ser viento
que la luz de los hombres
surja del alba
y venga a quemar a los ídolos
habéis encerrado
a los locos y a los huérfanos
dentro de una gran jarra celeste
palabra flameada
del árbol ebrio
que esparce el otoño y la miel

pero
la luz rasga los sudarios
el miedo
la diferencia moja las memorias
retrocedéis
la diferencia
cuál diferencia
la mirada del otro
la puerta abierta al cielo
la ventana que da al otro dolor
la mano que mueve la tierra
el jardín de nuestras llagas
y de los olivos

vamos a tomar el tren
a desembarcar en el surco sideral
con perfumes e inciensos de Arabia
a seguir el cortejo de los niños de las arenas

os dejamos con las manos atadas
por la noche que dura
en lodazal
nombrado apenas


la soledad volverá tras una larga ausencia
a habitar la fiesta
y a perturbar el recuerdo tierno
la soledad vestida
regalará a vuestros hijos el hachich del viaje
ellos se irán
con el camellero
a escuchar el canto de las dunas
os abandonarán
almas desnudas
con el corazón en la mano
ya os abandonan
sin lágrimas
con poemas robados a la espuma
con cantos en el pecho
parten al viaje nupcial
con la barbarie
el silencio de la tierra



otros bajan a la calle
con el corazón desmantelado
el grito
el trozo de cielo conservado en los ojos
desplaza la tormenta
atraviesa las estaciones
recae en el cuerpo
fertiliza la noche
sin importancia
mueren
uno
a
uno
en el lecho azul del vagabundeo

os queda el ogro que tartamudea hombres
y llego un día
la hierba muere en vuestros labios
es
el llamado desesperado
del ave llegada del otro sueño
en la primavera de septiembre
al borde de la vida
en el resplandor de una nube
es
el llamado del ave maldita
que reivindica la tierra y el olivo
en la risa desierta de la noche
el águila vino
a vaciar el cielo de las estrellas enfermas
a vaciar nuestros corazones poblados por la carroña
hemos quemado nuestras tiendas
llamas ebrias
que nos llevan al cielo
la muerte
fulminada
entre nuestras manos

la memoria se vacía
en la helada
de la mañana
la risa
en el eco
lento
tierno como morir

a lo lejos
en el territorio de la herida
nuestras madres
callaron



sabed al menos
que es por pudor
que no hablan del horror
del desgarramiento de los cuerpos
es por cansancio
que ya no hablan a los árboles
ni a las piedras
ni a las estrellas
esperan
en la soledad de la arcilla
que lluevan jazmines
en la blanca ala de la diferencia
en los corazones verdecientes
en la efusión del amor

 

Septiembre 1970


Me duele nuestra soledad
desde que mueren los pequeños soles
trozos de cielo sin importancia
allá en la cima de la colina
las mañanas han olvidado el silencio
caen cual sílabas
como el rocío
para no significar nada

Me duele el día que se levanta
dique o vela de arena
entre nosotros que nos llamamos "hermanos" pero no
camaradas
mientras que lanzan aparatos perfeccionados
para sancionar las manos abiertas a la vida
los puños que exigen la tierra el árbol la identidad

Me duele la indiferencia distribuida por no sé
qué estrella
en los cuerpos grasos de las ciudades desnudas y sin
[ternura
los veo
muy ocupados en sus cálculos
con el rostro embarrado de margarina
para ocultar un cierto horror que sonroja su frente
los veo
impasibles tras el vidrio
igual número de fracturas en el tiempo
que decide por sus sueños
y les predice el sismo
los veo
secretar la injusticia para el equilibrio de la historia
todo se justifica
con tal de que un niño no venga a perturbar la calma

Pero existen cosas peores...
existen los "hermanos"
los sepultureros de nuestra esperanza
que duermen en un lecho de nostalgia
mientras que hormigas y moscas
vienen a posarse en su memoria
mientras que el poema natal
lanza órdenes
a los niños que caminan sobre la espuma
para detener el contrabando entre las estrellas y la
[vergüenza

Cuánta ceniza en mi cráneo
que todavía cree posible el sueño
cuánta sangre bajo esta tierra gris
cuántos olivos que mueren en el alba coagulada
cuántos poemas amordazados en la muerte blanca
Dejad que me revuelque en las arenas
para perder la memoria
para no hablar más de los hombres
para ya no huir de la muerte

Los "hermanos" los sepultureros, con las lágrimas en
[los ojos masacran a los camaradas
limpian la capital y se lavan el sexo
presiden la oración
y olvidan

Después de todo para qué decirlo
no me lamento
todos los días mueren
en los campos,
en las arenas
el olivo y el sol lo saben
más bien hablo por la tierra lastimada
hablo para que el cielo me abra una puerta
[al azul y al verde
hablo para que el océano sea el único
[testigo de nuestra herida
hablo para que los niños
un día puedan ver nacer el alba de sus sueños
hablo para que se sepa
que se falsificó la historia
hablo
mas ¿qué vale la palabra de un camello?
hablo para el desierto
pero la arena toma ya el color de mi soledad
el desierto avanza hacia Amán
la compasión la tempestad estrangulan
[a las almas degeneradas
sorprendidas por su hedionda desnudez

Hablo
y mi discurso se pierde en las dunas
acaso alguien me escucha

Mi prójimo está lejos
apenas cree en la fatalidad
lo mismo que el pájaro que tiene miedo
se posa en una rama incierta
mi prójimo es un camarada
que sorprendió mi delirio
y perdonó mi locura
abandonó la tienda

Mi canto es indigno de quienes mueren por la noche
y renacen con el alba
mi canto es pobre
sólo soy un camello
un destino que se acaba
estoy triste pero no desesperado
aun cuando los "hermanos" y los demás
decidieron que mis camaradas serán los
[olvidados de la historia
no saben que el desierto va a parir

Un sueño es arrojado al espacio
un sueño que tiene razón
una estrella audaz ilumina ese sueño
en el combate
en el amor
en los encuentros del árbol y del bosque
en la vida que marchita las coronas
ese sueño sin palabras
estalla en las calles árabes
canta y llama

la muerte desprendida del cielo

El hombre con la memoria marchita
monta sobre el lomo de un viejo esclavo
y hace un discurso para retener el sueño
[estallado
olvida sus palabras
babea
se descompone