Material de Lectura

Aquellos ojos que perdí una tarde,
andarán ojos siempre y jamás míos.
Me los llevó la brisa de la tarde
y aquella niña,
–pollera azul y bata colorada–

Sobre la colina estaba yo
y al pie,
mugió una vaca para el fin del mundo.

¡Ah! cómo hubiera muerto.
Aquella tarde se llevó mis ojos.