Material de Lectura

Un dios

 

El dolor le tapó los ojos como un sombrero de bufón
Le enterraron electrodos de dolor en los parietales.

Era inerme como un cordero
Que no puede nacer
Cuya cabeza cuelga bajo el ano de su madre.

El dolor acuchilló su mano, en la horcadura de la M,
Hecho de hierro, del corazón de la tierra.
De ese dolor pendió
Como si lo estuvieran pesando.
La destreza de sus dedos le valió
Lo que los cascos del buey, en el bote de basura,
Valen a la cabeza cortada a cercén
Que cuelga de su gancho galvanizado.

El dolor enganchó su pie de parte a parte.
De ese dolor, también, pendió
Como si lo exhibieran.
Su paciencia tenía sentido sólo para él
Como la sanguínea sonrisa invertida
De un medio puerco colgado.

Allí, colgado,
Aceptó el dolor a través de sus costillas,
Porque no era más capaz de evitarlo
Que la colgante liebre del recovero,
Oculta debajo de ojos que se aconcavan,
Es capaz de evitar
Lo que ha reemplazado su vientre.

No podía entender qué había pasado

Ni en qué se había convertido.