Jaroslav Seifert (1901-1986)
Sentí nostalgia de Praga y me he quedado en ella hasta la muerte J. Seifert, Praga en el sueño
Es tu verso grabado en cada piedra Es tu sombra que se confundió con las calles de la Malá Strana. Es la huella de tu sombra y la piedra en vilo. Caminaste entre la historia de tu ciudad Y lo que tu mirada contempló se hizo eterno. Aguas en perpetuo movimiento: la corriente del río empañaba el desgastado azogue de los espejos En el que se miran los santos del puente de Carlos. Es tu casa donde las piedras Abandonan su peso y emprenden el vuelo: Torres de Adán y Eva Formas asimétricas que se pierden en el cielo. Terrazas sin sol: Todo aquello era el reflejo de tus esperanzas y temores. La mirada que se petrifica Ante las sombras que cubren la ciudad En el verano de humo y ceniza. Fue tu ciudad humillada. Fue tu lengua que arrastró la condena del silencio. Historia herida. Las campanas de la Loreta liberan sus tañidos y una lluvia de oro la envuelve. Árboles quemados de Kampa en invierno, Vértigo de follajes en verano. Manzanas doradas de las torres. Porque amaste las estatuas barrocas. Y aunque te demolieran, Praga, la gloria de tu belleza, por los versos de Jaroslav, sería eterna.
Fronda rumor de Praga
Era un monje en desgracia Que guardaba memoria de la plaga Danzaba como un poseído En el atrio de San Vito Su figura recordaba a los monjes soldados Orden de San Juan el hospitalario Caballeros Teutones Caballeros Templarios Daba de saltos y recitaba una plegaria No tenía rostro o su rostro era todos los rostros Con las líneas ora precisas ora vagas del sueño Y su canto cada vez más alto Se confundía con el rumor de las frondas De los árboles del Castillo de Praga Extendía la mano y tocaba un fantasma La calle de los alquimistas Fue el santuario de las quimeras Allí Franz cultivó sus miedos Es la ciudad que yo canté e inventé la ciudad labrada que suma las edades intactas El monje en su locura que salta con vértigo Anacrónico y actual Y a grandes gritos convocaba a los incrédulos Praga se extendía a sus pies Y hablaba con un rumor de frondas Y asomaba entre los dedos de la lluvia Los jinetes de la peste También ahí cabalgaron Nada cancelaba el recuerdo Las ratas que paseaban Entre los manjares del último banquete La última ofrenda de la vida Ante la ronda de la muerte Torres de Tyn que surgen entre los vapores Dibujo en relieve del alarife En su devoción cabían todos los entusiasmos Y los rezos hacían que se desprendiera la voz Broncínea de la iglesia de la Loreta Y las torres barrocas emitían la soberbia de sus formas Apagaban la llama exacta del gótico Castigo y condena de jesuitas Por la subversión de husitas Tierra del Vltava De inciertos destinos Avanzaba el agua sin pronunciar murmullos Su espejo inmóvil de plata añeja Que reproducía el salto de los puentes Los jardines íntimos hacían olvidar La azarosa historia Un laberinto de puertas Puerta tras puerta Guardianes invisibles La meta era imposible Correr en pos de las estatuas Y sólo hallar cenizas Ascender con Sísifo Y otra vez descender con Sísifo Ser su esclavo y su cronista lo supo Franz ¿Por qué es tan triste la lluvia en Praga? Praga rumor de frondas Era el paso sosegado del otoño En los árboles de Letna Pasaba un largo tren y hacía escala Apiádate de ellos y de nosotros Y seguía su viaje hacia la niebla Se consumía la cera de los cirios Y no quedaban manos para sostener los candelabros Hoy sólo son reliquias las casas de oración Praga, ¿por qué es tan triste la piedra en Praga? Enjambre de piedras Y un rumor entre las frondas de Praga Un rumor que toca levemente los alféizares Las fachadas románticas Las voluptas de piedra El dintel cubista Las cariátides Los relieves de una fauna soñada por los poetas Es un rumor y es un silencio Un silencio que cubre como sudario a Praga ¿Escuchas ese silencio Que impregna las terrazas Que vacía las calles Ese silencio que atranca las puertas? El silencio de Praga Su lengua seca El infierno es ese encierro Atisbar la vida tras los visillos Apagar la luz tocar a ciegas Descifrar el sonido de los pasos Que en la escalera resuenan Y las estatuas barrocas del Puente Nos consuelan nos tienden un paño de piedra Un fervor o acaso lloren y maldigan Las piedras que el tiempo ha oscurecido Y eres tú otra vez amando tus piedras La gracia de tu figura En severo contraste con la Torre de la Pólvora Un pájaro se posa sobre mi frente Un pájaro de silencio y desaliento Porque tu belleza es el espejo De esas líneas de perfecta arquitectura Y vuelves a ser la lengua de sus campanas y sus lluvias La lengua de sus exaltaciones y melancolías De sus relojes y sus jardines De tus abedules y tus desdichas Porque viví y caminé en Praga Qué difícil despedirse Pues te quiero escuchar para siempre Y el tiempo es una exhalación Como la escala del sol en Praga Y vuela como una golondrina Y en invierno Brillan las estrellas de Praga Con el silencio de la Piedra Y de la nieve Y reposo la cabeza sobre Las campanas de la memoria Y duermo y lo demás es sueño
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