Señor, largamente he llorado entre la tempestad, Como si deseara unir mi agua con su agua, Como ofreciéndole mi doliente humedad, Como incinerando carbón junto a la fragua. ¿Conoces el limo tardío de donde procedemos y acaso lástima soñolienta te produce? Mucho es esperar y lo es de menos ¿Y hacia dónde, cuándo y cómo nos conduce? Tú que miras tan solo sin mirar El transcurso de este lento mundo, Dinos alguna vez sin contestar Con un suave dejo mas rotundo, ¿A quién le corresponde tal aliento Que no viene de ti ni es tu lamento?
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