La ceniza de nuestros sueños cae a montones sobre nosotros, como caen en los búcaros los pétalos azules, atacados por un insecto oculto en las hojas. Se agita el viento y gime. La tierra se funde con el cielo, las ciudades son bolos y ovillos, hondas guitarras de blasfemias, y el aire es frío como el hierro. La tierra es un molino vacío con larvas mendigando aposento, moviéndose en el polvo muerto que se está perdiendo en el caos… la tierra de los sueños que han sido.
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