De Parentescos (2003)
Escher Felis catutus 2001 Malapata Letramantía
Escher
Los pasos en los escalones suben o bajan. Sajan el silencio del cubo de la escalera. Llevan en sí los golpes que a veces su hastío repite subiendo o bajando. Ando, dice la escalera, para no oxidarme. ¿Y el andante que se va o el que viene pujando para subir? Sub ir quiere decir ir por debajo como ciertas escaleras de Escher: dejan ver sus espaldas, nadie nunca las pisará. Hará que los escalones sueltos de la hilada jueguen a hacer vacío por quien se destrozara el que arroja sus pasos al ir y venir. Ven, Ir, no me dejes caer en tentación aunque siempre tires a ascender y sin advertirlo la escalera me descienda. Senda de Dios si subo, senda del diablo si desciendo al rojo ardiendo.
Salgo morir vivo hasta del urbano seno el ojo repto me enguye voyme repto me enguye seno el ojo del urbano vivo hasta salgo morir
( )
Felis catutus
Permítaseme hablar de mi gato antes que la rutina ecológica lo extinga. Es negro apanterado. Se interna en la noche para llenar los espacios de luz impertinentes al sueño humano. Camina entre sí y no en el alambre curvo del silencio. Ronronea a cambio de los mimos que adiestro sobre su lomo. Sube a la cómoda de la cama para mirar mejor desde mis pesadillas. (Debe erizar su espalda horrorizado). Se encuclilla ante un plato para gruñir al día se lo come con tripas, huesos y todo. A veces lo atrapa en el vuelo y hace de sus plumas un edredón sutil. Corcovea enredando mis pasos con sus gracias y yo caigo a sus devaneos con un manjar en forma de alas de ratón. Cuando reposa y me siente pasar entorna lo amarillo de los ojos, como guiña el escote una mujer. Duerme arrebujado en su borla negra con la cruz rosa de su hocico hacia arriba para espantar la malignidad ambulante. Discreto mira desde abajo el tráfago de casa: los tropiezos y los sigilos. Llegada la noche sale a pringar los muros con los llantos previos por el amor que vendrá. Después regresa sin tacha de ruido tal cual camina detrás de la sombra a la que plantará susto de órdago. En la libreta de los visitantes de este mundo, quedará inscrito. (Felis Catus. Mamífero, carnívoro, de la familia de los Félidos.) ( )
2001
La ciudad se va se fue llevándose mis días sueño cual puse en ellos vida que te vaya bien amor en cruel infortunio adiós
Yo era igual que hoy era pues no es lo mismo ser que fui / tampoco como soy seré en el deterioro que viene
Preparemos del alma las preguntas y hagamos las valijas en tempranas dádivas colmadas en las manos pues ya vacías la mejor levantará los dedos: índice y cordial santificados, y anular y meñique al pulgar unidos para cruzar la bendición
No toquen la campana pues nadie volverá si vio ya no verá ciudad que fue temprana ciudad enferma y sana. ( )
Malapata
(la caída del pie en un paso mal dado)
Caminar organiza pie tras pie la ruta de la especie… una cuerda en el piso es invisible y quien la pisa y logra eslastizarla puede morir de aire fulminante. En pedazos queda, lejos de la cuerda, un trozo aquí entero pataleando, la mitad más allá sin el zapato que salió volando después de cometer traspié imaginario. Juntarlas nuevamente pataleantes en la cama, otro asunto trasfondan con otras dos ajenas. (doncella en medio piso al aire ni quien diga, esta pata es mía a la hora de estirar la andada) dos a dos luchan a pierna partida como si alguna diera más de sí para llegar primero y no es manera correr al aire cara al techo es caminata ciega y todo para qué, para soñar que aquella cuerda que impuso la caída no fue de Orfeo sino Morfeo núbil el de la pierna suelta.
Coda renca
duerme la pata fea si entumida sueña caliente víspera, denota poca gracia como de hormiga rota, del hervidero desunida —fabulante figura una y otra y otra dan confusa pieza de pernil patidifusa que sin moverse evoca la negrura-. Pata de peso fino sin roncura no obstante que no apura ni escaso ni abundoso vino pues como sea es malo para una pata que nació de palo.
( )
Letramantía
Abro la letra y veo la araña de tinta que amenaza. Sus fulgores me hacen su convicto. Siento una muda claridad por dentro mientras afuera la verdad engaña. Resbalan en cascada letras muertas por la conjura de los adjetivos. De nada sirven los pronombres: marcas de no sé qué materia articulada. Sin el velo en la página del limbo los verbos desternillan en tropel. El libro donde pasto, no deplora su tormento elevado en el atril. Apasionadas sufren las rodillas caídas de lo alto del nombre. Hombre y fervor. Declinada virtud de la letramantía que a veces nos endulza con su palábrica y otro nos amarga con la letra infame.
( )
|