Vista
Nace un ojo, luego el otro.
El largo sueño acumuló en sus bordes costras de sagas, grumos de imágenes que fueron claras.
Todo es gelatinoso. En la viscosidad del humor vítreo patalean las representaciones.
Se despereza el cristalino.
Las córneas buscan instintivamente un punto de reunión para fugarse.
Así aparece, paulatina, como por un secreto acto de magia, la espabilada habitación.
El mundo y sus figuras comparecen.
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