Esferoidal
Antes de llegar a ser y antes de llegar a hogar alguno, su alma, con un dedo sobre los labios, y todo él en blanco, como la noción del invierno que desborda las capas de nieve. Su larga espera de puente sin río, y tan de sí mismo que, de serle posible, naciera sin cuerpo, de la unión solitaria de dos faltas. Así, él o yo, da lo mismo que Tú, y todos escuchamos ese lirio mecánico que respira debajo del navío. Después de un banquete tan agudo, todos los mármoles ruedan desenredándose, y un millón de nosotros, fumando juntos en el gran inconsciente subterráneo. Porque absorbidos en la flor compuesta, te comemos un poco, dios mío, y otro poco te exhalamos hacia las Hecatombes.
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