Material de Lectura

 

Creación

 

Estoy vivo y sorprendí a las estrellas en el alba.
La camarada continúa durmiendo y lo ignora.
Todos los camaradas duermen. La clara jornada
está frente a mí, más nítida que los rostros hundidos.

Pasa un viejo a lo lejos que va a trabajar
o a gozar la mañana. No somos distintos,
los dos respiramos la misma claridad
y fumamos, tranquilos, para engañar el hambre.
También el viejo debe tener un cuerpo puro
y vibrante —debería estar desnudo ante la madrugada.

En esta mañana corre la vida sobre el agua
y en el sol: nos circunda el fulgor del agua
siempre joven; los cuerpos de todos se desnudarán.
Habrá un fuerte sol y la aspereza del mar,
ese rudo cansancio que nos abate en el sol
y la inmovilidad. Aquí estará la compañera
—un secreto de cuerpos. Cada uno dará su propia voz.
No hay voz que rompa el silencio del agua
bajo el alba. Nada se estremece
bajo el cielo. Sólo una tibieza derrite a las estrellas.
Y se tiembla al sentir la madrugada que vibra
totalmente virginal, como si nadie estuviera despierto.

 

1935