Material de Lectura

Testimonios C (1966/67)

 

El declinar de Narciso


El estuco se ha caído de la pared aquí y allá.
Los calcetines y la camisa sobre la silla.
Bajo la cama, la misma sombra, siempre desconocida.
Se paró desnudo frente al espejo. Se concentró.
"Imposible", dijo, "imposible". Tomó de la mesa
una gran hoja de lechuga, se la llevó a la boca y
la empezó
a morder, permaneciendo ahí, desnudo frente al espejo,
tratando
de recapturar o de imitar su naturalidad.