Material de Lectura

Comedieta


En un parque de Watteau
que llena de rosas Junio
y que un claro plenilunio
con su luz opalizó,

cambiando el esplín en farsa
y a la Luna por el Sol,
está toda la comparsa
del sainete y del Guignol.

En un prado del jardín
absorto ve Pulchinela,
brincar una cascatela
de la boca de un delfín;

Pierrot su laúd afina...
Se oye un “muera” a la virtud
estentóreo y Colombina
planta un beso al del laúd,

mientras que Casandra a solas
(ha libado tres botellas)
cuando vuelan las luciolas
¡cree que bajan las estrellas!

¡Qué color de pastoral!
¡Cuánta luz la escena irisa!
¡Cuánto beso, cuánta risa,
cuánto fresco madrigal!

Mas de pronto, en la espesura,
la comparsa oye asombrada
un sollozo de amargura
después de una carcajada...

Y corren hacia el confín
tras de Casandra que vuela,
con su giba Pulchinela,
con su antifaz Arlequín.

¿Llegan y qué ven?... Un rayo
lunar, baña a Colombina;
con angustia y con desmayo
a sus pies Pierrot se inclina.

Y en vano él su voz acalla
suplicándole el secreto,
pues Colombina que estalla
dice al auditorio inquieto:

¿Queréis que el misterio os diga?
¡Vamos!... Es una tortura;
Pierrot siempre sin fortuna
¡quiere ahorcarse con mi liga
en un rayo de la luna!