Material de Lectura

Versos a una reina

A Julio Torri

Enamorado estoy de la esbeltez
rotunda de una Reina de Ajedrez.
Pues revela en su arquitectura
(calipigia y juncal,
grupa enorme, breve cintura)
toda una entidad moral.

No sé si será tierna
(la Reina es sorda)
sólo tiene una pierna
¡pero tan gorda!

Lámpara (sin luz), quinqué trágico,
pero mística y prócer toda,
como un poste telegráfico
prisionero, en una pagoda.

Aunque inmóvil, se dijera,
por sus enagüillas horizontales,
que es vertiginosa bayadera
girando en infinitas espirales.

(El General “post mortem” es ecuestre
en bronce o mármol. A su vez
tiene su busto, vertical, el caballo
en el Panteón del Ajedrez.)

(El que muere primero
y a granel es el peón,
víctima eterna del tablero
y de la Revolución.)

Pero a ti, Reina, la muerte no te inquieta,
tú renaces como las Margaritas
y eres más que María Antonieta,
porque mueres y resucitas.

Y miras a tu Rey senil,
blanco, negro o color ceniza,
a la postre tan infantil,
cual la necia torre maciza,
lírica torre de marfil.

Reina, me encantas porque eres
idéntica por cualquier lado
y afirmas así tu reinado
sobre las demás mujeres.

Eres tan sencilla
que sintetizas con el disco el anca,
y eres tan franca
que tienes por cabeza una perilla
No eres tan opulenta como Róschil,
ni tu abolengo es tan azul que
eclipses a la Reina Xóchil,
nuestra Reina-Madre-del-Pulque.

Pero cual eres ha de ser
(algo sufragista
y más dadaísta)
la super-mujer.

Seré cómplice del Destino
y tras de maquinal combate
voy a servirte un jaque (mate)
filidoresco y Argentino.

Con mimetismos de azahar y de marfil
te asalto, triplemente inicuo:
1o—por chino, 2o—por oblicuo,
3o—por alfil...

                         ……………
la reina: Wonderful! It is
              Sweet! Another kiss!
                         ……………

En mi total placidez,
una duda me importuna
(no todo ha de ser ¡claro! de luna)
¿tuvo doncellez
alguna
vez
la Reina del Ajedrez?...