Material de Lectura

Ciudad encantada


Al sonar el esquilón
se escaparon del gran cubo de la torre
las palomas que allí tienen su reunión.

Invisible alguna cuerda
voltijea la campana,
lenta...
lenta...
y es tan alta la alta torre,
y es el vuelo tan de rondas vagarosas,
que en lo azul del tardo cielo
las palomas más parecen mariposas.

La ciudad callada y sola;
la tibieza del ambiente;
lo apocado de lo arcano...

Y esta especie de cansancio
que es acaso como el alma silenciosa
de esta tarde de verano.
Todo es mudo y todo es viejo.
El espíritu se amedrenta y se anonada.

En las calles y en las plazas
tal no hay nadie,
tal no hay nada,
que la ciudad se parece
a una ciudad encantada.

(De mi libro de horas)