Material de Lectura

 

Nota introductoria

 

 

 

En el homenaje que el Suplemento Literario Sábado hizo a Diego Rivera por los 100 años de su nacimiento, llama la atención un texto, que si no fuera por el nombre de su autor, habría parecido, de tan fresco, producto de un pulso joven. Entraba rompiente, a grandes zancadas y alguna peripecia propia de la locura de los adolescentes. Este adolescente se llama Luis Cardoza y Aragón. Dentro de él y en su torno se convoca la totalidad del arte de este siglo: sus fenómenos, sus tendencias, sus hombres, las ciudades en que han florecido.

Guatemalteco de nacimiento. Mexicano por ubicación geográfica. Universal por espíritu, Cardoza es el poeta de habla castellana de nuestro tiempo. Por algo se le calla, se le tiene cuidadosamente colocado en el nicho del silencio. El Fondo de Cultura Económica acaba de publicar sus Poesías Completas y algunas prosas, de ello se habló con palabra oculta; hace poco quien esto escribe rindió homenaje a Cardoza y Aragón mediante una lectura plural de su poesía, de ello se habló con la voz de la nada, de la inexistencia y contadas personas de la amistad del poeta, dos para ser precisos, asistieron a dicho acto. Eso sí, una bandada de jóvenes poetas convirtió el homenaje en un pequeño mitin, como corresponde a quien ha tenido voz política a lo largo de su vida desde antes del exilio.

Recomenzar ¿cómo recomenzar? He aquí el gran enigma de Luis Cardoza y Aragón frente a cada nuevo poema. Recomenzar, tal vez rehaciendo la vida de las cosas y sus desórdenes; por ejemplo, hacer del agua, dormido fuego sin memoria; de la tierra, lacónico ángel primordial; del fuego, ¡absoluto júbilo de esplendor iracundo!; y, del aire, vertiginosa piedra en éxtasis. Así los nuevos elementos, emplear después como materiales fundamentales la luz, las palabras, la dulce pólvora, la lágrima, el tiempo, el mar, el laberinto humano, los sueños, lo real, el trigo, los suicidas, la infancia irrescatable, la soledad, los solemnes metales, lo angélico, lo monstruoso, la embriaguez, la textura del delirio, la locura.

En esta sinfonía de la creación se purifica la especie que se allega a la poesía de Luis Cardoza y Aragón: sí, poesía, todo poesía, letra sobre letra, que es como se erige esta demencia nacida para cantar el misterio.

 

 

 

Raúl Renán

 

México, D. F., 22 de marzo de 1978.