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Ciertos hechos (1985)
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DESHOJAR LA MARGARITA HONGOS ES DECIR SE SUGIERE PAVORES VISITAS EN LA CRESTA NO HAY POEMA POSIBLE HALLADO EN UN BOLSILLO DEL MUERTO OBSERVACIONES DESDE EL VENTANAL DE ENFRENTE DOCENCIA HOMBRE EN LA SINAGOGA FLOR DE VERANO, FIN DEL PAÍS ENSEÑANZAS DEL SIGLO DESHOJAR LA MARGARITA El mal se acabará. El mal no se acabará. El mal nos acabará. (Cuestiones de gramática que perturban el fin de semana). HONGOS No hay sitio, no hay tiempo, no hay carta de Caracas. Hay calor, es atroz. Algo sucede, es evidente, sueños idos podrían ser, algún lamento. Alguien traza un final, algo se agota; es imperioso estar en algún sitio, y no hay sitio ni tiempo ni carta de Caracas. ES DECIR Sí, las grietas, ya sé; las grietas, las pocas conclusiones. No, no es tarde; es un cierto dolor aquí, sí, aquí, donde estaba la cabeza. SE SUGIERE No vuelvas todavía. Es mejor esperar. Hablarías hasta el alba, la casa es chica y el amor sólo pide unas pocas oraciones. Mientras tengas qué decir o mucho que aprender o algo que enseñar no vuelvas todavía. Te quiero rota, amor. Lo que se dice fulgurante y rota. Como cabe a una buena mujer por fin perdida que se ha visto girar y girar en el espejo. PAVORES Cecí, mi corazón no es gran cosa: pulcritudes, lo diurno, el aseado lugar. Arranquemos tu piel devastadora a mi día de trabajo. No quiero el mal de tantos, las feroces alegrías, vidas que no viviré. No conviene que un hombre se agote en el amor. Devuélveme el corazón, Cecí. Mi corazón no es gran cosa. VISITAS Nuestros muertos vuelven de repente. Su retorno inesperado nos llena de culpa. ¿Por qué nos olvidaron? —parecen preguntar mientras sus ojos imploran la piedad del recuerdo. Nos acosan los muertos vueltos de repente. Sostenemos sin aliento su mirada pidiendo en secreto que alguien abra la puerta, traiga un café, sepulte otra vez a los muertos. EN LA CRESTA Basta de gemir, rompan la ventana; sepulten de una vez lo imponderable. Al pobre de mí lo quiero todo de blanco, quiero luz en toda la jaula. NO HAY POEMA POSIBLE No voy a hablar de tus ojos. No voy a ceder una sola palabra al imbécil de las analogías. Tus ojos incomparables se ríen de las analogías, parten en dos mi vida inteligente, convocan al desorden. HALLADO EN UN BOLSILLO DEL MUERTO Ventajas del insomnio: ver la luna fulminando las fealdades de mi barrio; escuchar de tus labios dormidos el nombre del amante sospechado. Pesares del insomnio: llegar deshecho al pantano del día, ser disuelto por la luz que no ilumina, barrido por el hábito y devuelto sin tregua al insomnio. OBSERVACIONES DESDE EL VENTANAL DE ENFRENTE Algo resplandece entre las hojas del parque. Algo quiebra allí, con su brillo inusual, la monotonía de la tarde. Qué hermoso es el parque sepultando entre sus hojas la costumbre de vivir; y qué súbito el aliento que nos llega de las cosas arrancadas al cansancio. El prodigio durará mientras no cruce hacia el parque. Acercarse a los milagros suele ser fatal. DOCENCIA Una desconocida se enamoró de mí. Dicen que fue anoche, oyéndome hablar sobre Atenas. Sin embargo, mientras hablaba y mis palabras iluminaban su corazón con el fulgor de antiguas virtudes griegas, yo pensaba en las delicias de la pesca de la trucha y en la sombra oscilante del sauce en setiembre, cuando se ha bebido mucho y sólo se desea un buen sitio para dormir. Llevo en esto muchos años. ¿Cómo esperar comprensión de una mujer enamorada? HOMBRE EN LA SINAGOGA Solía venir aquí en busca de consuelo cuando amaba a una mujer que no me quiso. Y cuando desoí a quienes me oyeron y herí a quienes me amaron, vine aquí en busca de perdón. Un día estalló el último espejo y mi vida fue un peso sin forma y aquí volví en busca de Dios. Dios calló como siempre y entonces descubrí la sinagoga: sus sólidas paredes, el gratísimo silencio. la fresca paz de este recinto en el verano. y ya no me fui más. Afuera la inclemencia empuja a la fe y la fe al vacío. Aquí dentro la ausencia de Dios importa poco. FLOR DE VERANO, FIN DEL PAÍS Inquietante lección de los jazmines: cuanto más agonizan más perfuman. Doblados sobre el tallo, yendo del blanco luz al blanco macilento, caen y se pudren mientras perfuman sin tregua el cuarto en que aún resisto. Las calles ordenadas por el miedo están sembradas de jazmines, los errores, los encierros, la deriva ciudadana, poblados de jazmines. En el país nadie sabe terminar como esas flores. Imposible hacer que la vergüenza exhale suavidades o que brote más que sombra del engaño. Los jazmines acusan, su aroma muerde las migajas del honor. O cambiamos el país o abolimos el verano. ENSEÑANZAS DEL SIGLO El día fue perfecto: amor, buena luz, sabias lecturas. Esto no puede terminar así. Desnudo en la cama espero el derrumbe del techo, un llamado fatal. |